Nota por Hernán Panessi publicada originalmente en El Planteo. Más artículos por El Planteo en High Times en Español.
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Ay, qué risa que me da: dicen los que saben –todo el mundo, literalmente- que el porro se convierte en un aliado magnífico de la comedia. Que ablanda, que saca prejuicios, que destruye algunas trampas de la mente. Que envalentona hasta al más acartonado. Que afloja hasta al más rígido. Que vuelve “comedia” lo que antes era “nada”.
Ahora bien, ¿qué pasa con los que trabajan día a día como comediantes profesionales? ¿Qué sucede con quienes dedican su vida al complejo oficio de la risa? ¿Será, acaso, que a ellos también se les da bien el maridaje de churro y chiste? ¿O, más bien, todo lo contrario?
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Aquí, un tendal de humoristas de distintas latitudes responden a uno de los mayores intríngulis de la modernidad: ¿los comediantes profesionales se ponen “más chistosos” después de fumar?
Agus Aguilar (Argentina): “En el proceso creativo, suma”
Creo que sí. No sé si te pone más gracioso pero, a la hora de escribir, te despojás de un montón de pensamientos y creás con más libertad. Después, a la hora de editar y pensar bien los chistes, de compartirlos con compañeros para ver si están buenos, ahí está bueno no estar fumado. En el proceso creativo, suma. No pensás “uh, este chiste es una mierda”, “no va a funcionar” o “no va a generar identificación”.
En mi caso, creo que me ayuda a escribir con más libertad o a pensar ideas. Después, cuando no estoy, lo miro y veo qué puedo crear con eso y cómo lo puedo llevar al escenario. Me equilibra los prejuicios.
Podés verla a Agus en “The Agustina Show”, en la ciudad de Rosario, el 15 de abril a las 21hs.
Carola Oyarbide (Argentina): “Es un recurso bastante finito”
Tal vez, a la hora del proceso creativo, sí pueda llegar a servir estar loco. Estar loca en situaciones con gente te puede hacer observar algunas cosas que careta no te detendrías. Y, tal vez, hay un puntapié para algo.
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Después, a la hora de escribir o de estar arriba de un escenario, siento que no sirve de mucho. Hay algo del timing que tiene que estar presente, algo del ida y vuelta que tenemos con el público. Más si hacés stand-up. Tenés que estar registrando en qué están y cómo seguir. Si alargar o acortar lo que estás diciendo. Esa viveza no la podés tener con porro encima.
Entiendo que hay público que se puede reír mucho con alguien drogado, pero es un recurso bastante finito. En algún momento se va a agotar y no hay nada que dé más risa que algo lucido. El porro hay que dejárselo al espectador, que lo va a disfrutar más que el comediante.
Fede Simonetti (Argentina): “Te preocupa menos el resultado”
Para mí el porro no te vuelve más chistoso. Cuando no tenés un consumo cotidiano te vuelve risueño, más de reírte de cosas más que crear chistes. Lo que sí hace es levantar ciertas barreras de contención racional y moral que uno tiene que, a veces, cuando uno crea cosas, te permite una amplitud de criterio. Te preocupa menos el resultado, no lo juzgas tanto en el proceso creativo: eso está bueno.
¿Si me vuelve más chistoso? No, diría que no. De hecho, a veces me da más mal humor del que a veces tengo en la normalidad.
Félix Buenaventura (Argentina): “Sí, pero es un momento de relajación”
La respuesta corta es: ‘sí’. Pero también soy una persona que no es funcional cuando fuma. No puedo fumar e ir a hacer un trámite a la AFIP. La paso mal. También es una situación que descontextualiza estar chistoso. Entonces, no me suma. Y se vuelve un desafío. Para eso ya tengo la vida: comerme el cilantro antes de que se ponga feo.
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Entonces, normalmente lo hago cuando termino una función, con gente amiga. Es un momento de relajación. Es un valor agregado. Hay una licencia para decir tonterías.
Podés verlo a Félix en su show, “Poncho Extraterrestre”, el viernes 17/2 a las 21hs en el club de comedia La Silla Eléctrica.
Gabo Ruiz (Venezuela): “Estoy más dispuesto a ser chistoso”
Sin dudas el porro me lleva a un sitio donde estoy más dispuesto a ser chistoso. Lo utilizo como herramienta para eso, es el estímulo que necesito. Se me inundó el baño. Pongo un bote: el bote, el bote, el bote. Resuelvo el problema del bote. Luego tengo la menta ocupada. Me fumo un porro, reseteo y puedo entrar a ese estado mental chistoso.
Para presentarme, no lo recomiendo tanto. Porque, una vez que fumé un porro, todas las caras de cada uno de los asistentes del público se transforman en la cara de mí papá. No, mentira: no lo conozco a mí papá.
Jessimae Peluso (Estados Unidos): “La puerta de entrada a la comedia”
Creo que el sentido del humor es una parte inherente a la personalidad de alguien. No creo que la marihuana te haga más gracioso. Ahora, eso no quiere decir que fumar marihuana no me permita reírme más. Ese es uno de los grandes beneficios de la marihuana. Sin embargo, pienso que, para alguna gente, la marihuana es una herramienta para liberar el estrés y eso puedo resultar en sentimientos de mucha felicidad.
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Esto podría hacerte creer que sos una persona indicada para hacer stand-up. Yo culpo a la marihuana por ser la puerta de entrada que lleva a la comedia. Así que, niños: consuman drogas, no stand-ups.
Leandro Igounet (Argentina): “Me pone verborrágico”
Analicé mucho mi respuesta, lo pensé y tengo que decir que esa afirmación es positiva. A mí lo que es que, generalmente, cuando fumo lo hago con amigos. Lo hago con gente y lo que me genera es que me pone verborrágico. Y no pienso tanto lo que estoy diciendo. Ahí es donde sucede el chiste. Porque lo que tiene el chiste para que funcione es que tiene que haber un público que reciba esa información y tiene que haber sorpresa. Y cuando uno no piensa tanto lo que dice tiene algo de sorpresivo, algo que genera gracia.
Esto me sucede siempre y cuando lo esté haciendo con amigos o con gente en un entorno relajado. He probado fumar y actuar en una función y no es tan gracioso. Ahí, generalmente lo que pasa es que uno no tiene la certeza de lo que va a decir y no podés garantizar la risa.
Podés verlo a Leandro durante todo el año en el Teatro Picadilly, los segundos sábados de cada mes y, también, recorriendo el país, acá, allá y en todos lados.
Rachel Wolfson (Estados Unidos): “La comedia y la marihuana van juntas”
La mayoría de los comediantes fuman o han fumado marihuana. De todos modos, uno podría argumentar que ya eran graciosos desde antes, más allá de fumar marihuana o no. Si sos rápido e ingenioso sin porro, puede ser que el porro te haga más lento o, quizás, el porro destrabe otras partes de tu mente. Esas partes que no estabas accediendo sin marihuana. Es difícil de decir.
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A fin de cuentas, la situación es: “para ser gracioso, tenés que ser gracioso sin cannabis”. Ahora bien, ¿el cannabis puede hacerte más gracioso? No lo sé, quizás. ¿Mejora situaciones que ya son graciosas de por sí? Eso seguro. Pero, al final del día, sabemos que la comedia y la marihuana sí van juntas. La pregunta de fondo es ¿de qué modo?
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