Nota por Hernán Panessi publicada originalmente en El Planteo. Más artículos por El Planteo en High Times en Español.
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“¿Están un poquito nerviosos?”, pregunta el entrevistador, sentado al borde de la cama. En plano, una pareja desplegada sobre el centro del sommier responde que sí, que un poquito sí. Mientras ella se acomoda el pelo, él se prende un porro. Ahí, los tres -entrevistador, ella y él- forman parte de una situación que –saben- será sexual.
La escena forma parte de una película XXX argentina titulada Pornumental, del año 2004, y es una de las pocas que introduce al cannabis a la cosmogonía chancha criolla.
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En rigor, se trata de un documental porno que contiene elementos del amateur, del subgénero de “entrevistas reales” y del gonzo. En Pornumental hay sexo grupal, inversión de roles, lluvia dorada, carne sobre carne y todo tipo de situaciones hardcore.
Bueno y, también, marihuana.
Encuentros cercanos del tercer tipo
“Es una película que en una época me gustó mucho: en primera instancia por la organicidad de la propuesta, presente como en ninguna otra de las películas que había intentado hasta entonces. Luego, por su poder de síntesis, aunado a un redoble en la apuesta –ya bien bosquejada en Las Fantasías de… Sr. Vivace– por la imbricación de humor y sexualidad, lejos de los efectos contraindicativos entre ambas instancias”.
Quien habla es César Jones, director de Pornumental y cineasta de verba letrada, lengua refinada y un cine extremo, ¿para qué mentir?
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Volvamos a la escena en cuestión. La conversación del entrevistador y la pareja busca recovecos sexuales: hablan de fantasías, de tríos, de historias callejeras. El sexo no tarda en llegar. Una vez que termina el franeleo, la escena continúa en un balcón. Los ojitos de la pareja protagonista estallan de lujuria pero, también, de combustión 420.
—¿Los calentó que los filmaran?
—Sí, sí.
Humo(r) y sexualidad
“Pornumental me gusta por la exploración documental e hiperrealista. Por el deseo enunciado y puesto en acto por los entrevistados, que redundó en escenas de múltiples resonancias eróticas”, se ensancha Jones, uno de los directores más importantes del cine porno nacional.
En el film, Daniel Rico, el anfitrión de los “encuentros”, regala destellos de humor involuntario, que muchas veces terminan generando momentos demenciales. Y se da, también, una relación colorida –y no exenta de malicia- entre el anfitrión y el director.
“El marco reflexivo de la propuesta despliega un metalenguaje fluido y a resguardo de la sobreactuación. Todo eso juega a favor de mi pornumental elección. Y es que incluso lo fecundo de este reticulado de elementos hace que las aparentes precariedades que pudieran achacársele al sonido y a la imagen, acaben reconvertidas en eficientes alfiles al servicio de la causa”, reconoce el sofisticado director de Pornumental.
Porro y Coca (Cola)
Aquí, por caso, emerge una de las cuestiones más singulares del film: una de las parejas que participa de la “experiencia” del pornumental -¿se entiende la contracción, no?- tiene un ritual, digamos, singular.
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¿Cuál? Tomen papel y lápiz. ¿Están listos? Ok, vamos: beben Coca-Cola Light y fuman marihuana como un afrodisíaco previo a los encuentros sexuales. ¿Alguna vez escucharon semejante alquimia?
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