Nota por Nicolás José Rodríguez publicada originalmente en El Planteo. Más artículos por El Planteo en High Times en Español.
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Mamá Cultiva Argentina es una organización de cuidadoras, cuidadores y usuarios que cultivan cannabis para su uso terapéutico. Creada en la Argentina en 2016 para darle un marco de legalidad al autocultivo, la organización creció para abrazar la causa feminista y la reivindicación de la economía popular y del cuidado.
Valeria Salech es feminista, presidenta de la organización, militante por la legalización del cannabis y activista social. Hoy reivindica el camino transitado por las organizaciones que culminó en la sanción de la Ley 27.669 de Cannabis Medicinal e Industrial a principios de 2022 y asegura que ahora es momento de avanzar hacia la despenalización del cannabis.
Paso a paso, Salech busca construir un sistema de salud más equitativo e igualitario que incorpore al cannabis. Goza del temple y de la paciencia que trae la experiencia de años transitando pasillos del Congreso.
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Durante la presentación de un proyecto de despenalización de la marihuana en 2016, Salech se encontró con mamás, diputadas mujeres, y algunas organizaciones cannábicas, en su mayoría ‘de varones’. “Eran casi todas de varones. Se hablaba del aceite de cannabis, ahí le dije a una compañera ‘acá tenemos que organizar una asociación de minas que cultiven para la salud’”, recuerda Valeria.
“Había muchas organizaciones con perspectiva de derechos humanos, con esto de la libertad individual, pero es difícil generar empatía desde ese lugar. Al ver a una mamá que lloraba, pensé ‘este es el mensaje, así va a empatizar la gente’. Me contacté con la Revista THC y me dijeron ‘¿conoces a las chilenas de Mamá Cultiva?’”, agrega Salech.
El resto es historia. Desde entonces, Mamá Cultiva Argentina jugó un rol definitivo en el lobby por la creación del registro de pacientes medicinales de cannabis, el “REPROCANN” y en la sanción de Ley de Cannabis y Cáñamo Industrial, promulgada por el Presidente Alberto Fernandez el 24 de mayo de 2022.
“No hablábamos de aceite, hablábamos de cultivo. Salimos a los medios y empecé a visitar diputados”, recuerda Salech.
Junto a las diputadas Carolina Gaillard y Diana Conti, y un grupo de madres del interior del país, Valeria tejió una agenda de visitas a diputados, reuniones de bloque y de comisión.
“Ahí descubrí que me podía defender discursivamente. Eran reuniones a como diera lugar. Algunos diputados se negaban. Las compañeras diputadas me dejaban entrar al anexo del Congreso y me dejaban suelta en los pasillos. Yo iba atacando, ‘¡Diputado, Diputado! Soy de Mamá Cultiva’. Es muy difícil decirme que ‘no’ si te ataco en un pasillo”, explica Valeria.
En 2016, los integrantes de la organización participaron del debate por la reforma de la Ley de Estupefacientes 23.737.
“Fue una estrategia, fuimos a disputar el tema y se impuso el proyecto del oficialismo. Esa noche llovía y yo tenía que salir en un canal de televisión. Tenía un nudo en la garganta. ¿Nos quedamos sin ley o vamos con esta ‘porqueria’?”, se preguntaba de camino al canal.
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Valeria Salech explica que, entre 2015 y 2019, la organización fue criticada por apoyar la Ley de Cannabis Medicinal 27.350.
“Sostener el por qué habíamos impulsado una ley de investigación fue lo más difícil de mi vida… las personas seguían cultivando en la clandestinidad. Quedamos en que era mejor una ley ‘chota’ que ninguna. Nos costó ‘un huevo’ meter el artículo 8 que crea un registro para personas que cultivan. Hoy ese artículo 8 es el REPROCANN. Así nació Mamá Cultiva Argentina”.
Cuando se reglamentó la Ley 27.350, no se reglamentó el artículo 8, que contemplaba la creación del REPROCANN. Es decir, que los legisladores votaron una ley que autorizaba el uso de cannabis medicinal y su importación (en dólares), pero no preveía su producción nacional.
“Éramos referentes para los pacientes pero no teníamos respuestas. Nos convertimos. Muy lejos de generar un cultivo nosotras generamos un dispositivo de acompañamiento para el autocultivo, fue un ‘aprender haciendo’ que perfeccionamos con profesionales para acompañar a las familias, llamado Espacio de Contención y Orientación”.
Así, Valeria explica la ramificacion de la organización con un enfoque feminista: “Lo pensamos horizontalmente. No es un curso, dictado de forma vertical, es un espacio de socialización de conocimientos. Socializamos lo que sabemos, no somos profesoras somos minas comunes y corrientes”.
Las charlas incluyen temas como cultivo, maneras de trabajar con cannabis y de tender redes de cuidado, navegar y problematizar el sistema de salud. Es decir, de discutir la forma de hacer política de salud pública en Argentina. Pero como esto no alcanza, las feministas van por más. Buscan cambiarlo todo. La militancia derivó en conciencia feminista y ahora Mamá Cultiva Argentina milita el reconocimiento de los y las trabajadoras de la economía del cuidado.
“Cuando empezamos a tratar con lo que nosotros esperábamos fuera ‘la familia’, nos dimos cuenta que el 60 % de las personas que llegan a nosotros son mujeres, mujeres que cuidan a otras personas. En ese momento nos hicimos feministas. Es el camino de Mamá Cultiva, una organizacion feminista con perspectiva de género y salud, trabajando en leyes que tiendan a cuidar a quienes nos cuidan, a generar un sistema de cuidados equitativo e igualitario y a problematizar un sistema de salud que no nos da respuesta. Sin un sistema de salud integral y feminista no hay cannabis que valga la pena. Podemos legalizar el cannabis pero sin un sistema de salud que lo trabaje de manera integral, volvemos a 0”, sentencia.
En 2020, Valeria Salech pudo reunirse con el Ministerio de Salud de la Nación y con el CONICET. En medio de la pandemia, se sorprendió por la nueva reglamentación de la Ley 27.350, que creaba el REPROCANN, un registro nacional de usuarios autorizados por ley a cultivar y consumir cannabis bajo supervisión médica.
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“Cuando se reglamentó el REPROCANN que contemplaba autocultivo, cultivo solidario y para las organizaciones fue el día más feliz de mi vida. Todo cobró sentido: los cachetazos de 2017, las críticas”, dice Valeria poniendo las cosas en perspectiva.
El Ministerio de Desarrollo Productivo intervino para impulsar un proyecto de regulación de la industria del cannabis desde el Poder Ejecutivo. Cuando Valeria Salech recibió el primer borrador del proyecto, notó que las organizaciones no estaban contempladas. “Me reuní con las personas que estaban trabajando en el proyecto y le pasamos un documento que habla del precio justo y del desarrollo productivo del mercado de cannabis”, narra.
“Ese día me encontré con dos mujeres con poca información y les hablé de la necesidad de los usuarios de cannabis medicinal. Ahí descubrí que el estado no era ‘un aparato’. Hay personas que aprenden y mejoran, o no. A los cuatro meses, durante la presentación virtual del proyecto, me llegó una copia por WhatsApp. Y ahí vi el artículo 13 donde dice que tenemos que tener un lugar para los pequeños productores de la economía social y ahí empezamos a militar el proyecto”.
Valeria se refiere al proyecto de Ley de Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial que el Ministerio de Desarrollo Productivo envió al Congreso en 2021, y se convirtió en Ley número 27.669 en mayo de 2022.
“Es difícil explicar que una ley de producción no da derechos que vayamos a ver mañana. Es una herramienta administrativa para regular el desarrollo productivo de la planta de cannabis, producción, comercialización, distribución y eventualmente exportación de toda la planta. Ese desarrollo va a venir de la mano de la agencia que propone la Ley 27.669, ARICCAME, que tiene que dar las licencias”.
“La ley es el KM cero. Hay que trabajar en la reglamentación, la letra chica, algo complejo ya que es un mercado que existe en la clandestinidad sin una estructura burocrática. El estado es un entramado de ejercicios administrativos, nos vamos a ir encontrando escollos. La agencia necesita ponerse en movimiento y ahí tenemos que estar haciendo valer quienes somos”, afirma Valeria trazando una hoja de ruta a futuro.
“Quiero que haya cannabis hecho por argentinos para argentinos. Ahora sí vamos por una perspectiva de derechos humanos, vamos a tener hectáreas de cannabis, personas con REPROCANN cultivando y organizaciones, y [aun asi] ¿te van a detener por 5 gramos de marihuana? No tiene sentido, vamos por la despenalización de la marihuana, por la implementación de la 27.350 y 27.669”, decreta la militante.
Mamá Cultiva Argentina se encuentra trabajando con el INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social) y cuenta con el apoyo de diversas cooperativas dentro del sector. Valeria Salech confía en el potencial de los clubes de cultivadores para trabajar con el estado y proveer a los usuarios medicinales el cannabis que necesitan.
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Si bien la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) reguló los derivados vegetales del cannabis, habilitando la comercialización de productos a base de CBD, se trata de productos con ingredientes farmacéuticos activos, elaborados bajo estándares tecnológicos complejos que no todas las organizaciones pueden cumplir.
La legislación reconoce los aceites de amplio espectro y más de 500 cannabinoides (moléculas terapéuticas de la planta de cannabis) pero no autoriza el THC, uno de sus componentes psicotrópicos, en una concentración mayor al 0,3%.
En cualquier caso, los estándares farmacéuticos internacionales aumentan los costos de producción y pueden excluir al pequeño productor argentino, que generalmente cultiva genéticas altas en THC para su uso medicinal.
Y, de hecho, los pacientes necesitan THC para el tratamiento de distintas patologías: desde autismo, pasando por insomnio, enfermedades atópicas, Alzheimer y hasta cáncer. Todas ellas pueden requerir altas dosis de THC al día. Son pacientes que no cuadran en el modelo farmacéutico y mucho menos en la actual Ley de Drogas 23.737.
Recientemente, Valeria participó de Las Tareas, un documental sobre las tareas de cuidado, trabajo no remunerado realizado en su mayoría por mujeres en entornos domésticos que resulta sistemáticamente invisibilizado.
“Es un trabajo no remunerado que venimos haciendo desde siempre, que nos limita en nuestros deseos. Muchas veces por ser madre y mujer nos exigen. Las madres damos sin fin, como la teta. Como si nos saliera cannabis de las tetas. No es visto y reconocido nuestro trabajo como cultivadoras y cuidadoras. Como somos Mamá Cultiva, hay un imaginario de que nosotros lo tenemos que regalar o cobrar muy barato. Como si tuviéramos que hacer el trabajo gratis”, explica Valeria.
Y aclara: “Pareciera que tenemos que maternar a la sociedad argentina”.
Valeria tiene claro que las alianzas con los movimientos de la economía popular en el Congreso y en las calles son fundamentales para legalizar el cannabis. Después de todo, el cannabis en Argentina es, en parte, una actividad de la economía social o popular.
Por eso, Mamá Cultiva Argentina acompañó a la Unión de Trabajadores de la Tierra en la presentación de la Ley de Acceso a la Tierra. “Cannabis sin acceso a la tierra, es otra vez la misma historia, otra vez estamos relegadas a depender de un chabon”, explica Valeria Salech en referencia a las diferencias de género en el acceso a la tierra.
Sin embargo, durante el debate en el Congreso, la Diputada Natalia Zaracho, trabajadora de la economía popular, dijo estar en contra del proyecto de Ley de Cannabis Medicinal e Industrial, afirmando que era una ley que favorecía a las corporaciones y a los grandes terratenientes.
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—¿Está quedando la economía popular fuera del debate por el cannabis?
—Es un objetivo pendiente. Tenemos buena relación con el movimiento feminista y lo resolveremos en el movimiento.
—¿Cual es el lugar de los trabajadores del cuidado en la economía del uso adulto del cannabis?
—Me imagino clubes de cuidadoras. Cuidadoras cuidando a otras cuidadoras. No hay nada más saludable para una persona que cuida pueda usar el cannabis para un recreo. Hoy estamos haciendo redes para sostenernos con flores. Ya las hay, pero están desvalorizadas. Falta mucho. Una vez, un diputado me llegó a decir: “Mira, mi mamá crió 7 hijos y nunca se quejó”. Por eso mismo vamos a militar la ley de cuidados.
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