Nota por Javier Hasse publicada originalmente en El Planteo. Más artículos por El Planteo en High Times en Español.
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Relajado en su casa, Erick Raúl Alemán Ramírez, el ícono del rap mexicano también conocido como Alemán, agarra un bong de dimensiones paleolíticas, lo llena de marihuana y lo enciende.
“Estoy preparándome un bomboncito para la entrevista”, advierte. “Para poder hablar mejor, más relejado… Fíjate que siempre me he mostrado transparente y sin pelos en la lengua. La gente me conoce”.
Su bong no es apto para viajes. Es un bong intransportable, sólo apto para uso doméstico, al igual que su calada. “Es primordial divertirse. La carga de trabajo se aliviana muchísimo cuando te diviertes… El cannabis en sí no te vuelve flojo, ni tampoco exitoso. Todo depende de los cimientos que tú tengas. Yo siempre quise ser un marihuano fino, intelectual, que llegara más allá”.
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El Alemán, uno de los raperos más cannábicos, exitosos y old school de Latinoamérica, ha grabado literalmente con todxs: desde Snoop Dogg, B-Real de Cypress Hill y Berner, hasta Duki, Khea, C. Tangana, Akapellah, Nicki Nicole y Trueno. Su camino a la fama estuvo marcado por el trabajo duro, la perspicacia y, por supuesto, la maría.
‘Hasta las Mamás de Mis Amigos Fumaban Cannabis’
Erick creció en Cabo San Lucas, en la Baja California Sur, México. Su región es una península, rodeada por mar, que al norte limita con los Estados Unidos. La única forma de llegar al resto de México es –únicamente- en avión. “Todo esto una hormiguita, estamos rodeados de mar”.
En esta situación insular, se formó la cultura musical y cannábica del joven Erick, muy influenciada por la sociedad californiana.
Durante su adolescencia, sus amigos surfeaban y fumaban. Sin embargo, él, no. ¿Por qué? Por temor a lo que pudieran decir sus padres. No obstante, el estigma alrededor del cannabis fue, casi siempre, inexistente en su vida social. “Hasta las mamás de mis amigos fumaban cannabis”.
De a poco, Erick fue incursionando en el mundo de la mota. Y le gustó. Mucho. “Mis amigos siempre haciendo surf. Yo me iba a la playita a fumarme un toque, a verlos surfear y a escribir en mi libretita, a escribir ahí mis rimas”.
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A los 21 años, habiendo acumulado algo de fama como rapero a nivel local, habiendo salido del closet cannábico con sus padres y habiendo pegado algunos temas como Circo, maroma & teatro (“mi primera canción que la traían en los carros, en las fiestas”), Erick se fue para Ciudad de México “a probar suerte en el rap, a picar piedra otra vez, a tocar puertas, a que me conocieran, a que me vieran en los shows en vivo”.
Tío Snoop
“Siempre hemos querido que acá, en México, haya una cara del hip-hop”, dice Alemán. Hoy en día, esa cara es la suya.
Y ese lugar se lo ganó en base al trabajo y la constancia.
“Bro, la verdad es que no existe un secreto del éxito. Sólo mucho trabajo duro y ser auténtico. También invertir en uno mismo. Yo, a la primera oportunidad que tuve, le metí producción a mis videos, más dinero del que tenía”, declara.
“Desde los días en los que no tenía donde dormir hasta hoy, que estamos en una mansión, lo único que ha cambiado es el view, es el panorama, pero seguimos siendo los mismos…”
“También hay otro factor: que la gente te elija, que se vea reflejada en ti. Y yo me siento bien agradecido de que la gente me haya elegido”.
Sus afiliaciones con el mundo del rap mainstream también ayudaron a Alemán. Sus collabs con Snoop Dogg, B-Real y Bizarrap se encuentran entre sus temas más escuchados.
Pero, ¿cómo llegó este joven mexicano a las grandes figuras del hip-hop?
Fue el productor Scott Storch, tecladista de The Roots, quien lo llevó hacia arriba (hacia el Norte y a hacia la cima), luego de que Erick se animara a desafiar la supremacía del mega-viral Tekashi69: “Yo soy el 100% Mexa”.
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Primero, vino el feat. con B-Real. Luego, el de Snoop. “Stortch ya me había nombrado delante de Snoop Dogg algunas veces, pero fue mi manager y socio, Darwin Norvak, director del sello Homegrown Mafia, quien cerró el deal”.
El cannabis siempre fue, también, un lubricante social muy efectivo.
“La primera vez que hable con Berner fue prendiéndome un joint, hablando de strains. Cuando estás metido en el cannabis, te das cuenta que hay mística en este rollo y la verdad es que conectas más con la gente. Con Snoop, lo mismo, puro cannabis. Siempre todos con cannabis, preguntando qué fumaba el otro, cuál era la weed que estaba fumando”.
It’s The Dollar, Dollar Bill
Erick sueña con pronto poder seguir los pasos de Berner y su tío Snoop: meterse en el negocio del cannabis.
“El día en que la cannabis sea legal en México, me gustaría darle a la gente acceso de primera mano a la mejor mota de calidad y sus efectos medicinales”, adelanta el rapero.
“Infinidad de veces en México me han invitado a sacar algún producto. Pero hoy en día, siendo una imagen pública, no lo puedo hacer porque no está regularizado todavía. Ya hay permisos para el cultivo y el uso medicinal… Entonces estoy esperando nada más que todo esto pase”.
“Pero eso no me ha impedido hacer pruebas: tengo dos años desarrollando mi propia semilla, bro. Yo estoy listo. En cuanto se regularice bien acá en México y pueda ya empezar a abrir la industria para la gente, voy a empezar a actuar. Yo quiero que la gente tenga a mano la mejor calidad de weed… Durante años he hecho el trabajo de campo. La gente me ha visto con el producto”.
Mientras espera por la legalización, Alemán encara otros negocios.
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Autogestión y Autocultivo
Erick y su socio Darwin pasaron muchos años en el mundo de la autogestión, con su sello Homegrown Mafia. La independencia era muy importante para ellos.
Sin embargo, poco antes de la pandemia, llegó Sony con una oferta que no pudieron rechazar: millones de dólares y una continuidad en la independencia de Homegrown Mafia.
“Fue el primer contrato multimillonario de un label mexicano”, asegura Erick. “Fue algo con lo que yo pude responder a mi propio sello, a mis amigos, a mis colegas. Me fui con todos ellos y les conseguí deals a todos… Y eso [tener contratos] fue fundamental durante la pandemia, que no tuvimos shows”.
130.000 Testigos
La historia del mejor porro de la vida de Alemán es bastante única. Fue un acto de desobediencia civil frente a 130.000 (sí, ciento treinta mil) personas. Ocurrió en el Zócalo, en la Ciudad de México, durante un show gratuito junto al Residente de Calle 13.
“La Ciudad de México es también mi casa. Aquí es donde yo empecé, donde la gente me apoya… Ese día me dijeron que no podían fumar, porque el show lo había aproado el presidente”, recuerda.
“Pero no lo pude evitar. Estaba bien emocionado, estaba extasiado de ver tanta gente y tantas luces. Y pensé, en un momento donde se abrió un moshpit: ‘lo único que me falta es un joint’. Y traía un gallo en la bolsa. Lo saqué, me lo prendí y el primer tanque que le di fue como lo que sueñas.”
Más allá del sueño cumplido, Alemán fantasea con compartir un porro con María Sabina, una chamana muy popular de Oaxaca que llegó a darle hongos psicodélicos a los Beatles. “Es una sabia, una hermana. Rebasaba las líneas del conocimiento y de la realidad… Me gustaría saber de la vida y qué hay más allá”.
Pero el artista también reconoce que queda mucho camino por recorrer: mientras el cannabis sea ilegal y sus usuarios, criminalizados, la misión no estará cumplida.
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“¿Cómo puede ser que el alcohol y el tabaco sean legales, pero el cannabis, no?”, pregunta Alemán. “Ni hablar de todos los beneficios medicinales que tiene el cannabis. Eso es lo principal y primordial, pero la parte recreativa también es importante. Yo prefiero fumarme un joint y quedarme en casa o salir al aire libre y poder fumarme un joint sin que nadie me moleste. El cannabis tiene que ser legal porque cambia al mundo, une a las personas y vuelve todo más bonito”.
“También es importante hablar de las fuentes de trabajo y el flujo de dinero que genera la legalización. Aquí, en México, sería un paso gigante”, concluye.