Nota por Ulises Román Rodríguez publicada originalmente en El Planteo. Más artículos por El Planteo en High Times en Español.
Síguenos en Instagram (@El.Planteo) y Twitter (@ElPlanteo).
Este artículo se publicó por primera vez en El Planteo en noviembre de 2021.
La relación de la historieta argentina con la marihuana es esquiva. Podría graficarse con esa situación típica en la que dos personas -que se tienen un cierto grado de afecto- se encuentran de casualidad y, después de un abrazo, prometen juntarse “un día de estos” a comer un asado: cosa que nunca sucede. Ni sucederá.
Si se toma en cuenta que las primeras historietas en Argentina datan de 1898, en la revista Caras y Caretas, la marihuana en los cómics argentinos aparece en muy pocas ocasiones a lo largo de estos 123 años.
Sólo una historieta impresa: Marihuanix (Ediciones Nah!) está dedicada exclusivamente al cannabis.
En un país que fue cuna de grandes historietistas como Breccia, Quinterno, Salinas, Quino, Mordillo, García Ferré, Fontanarrosa y guionistas como Oesterheld, Trillo, Wood, entre tantos otros, la marihuana nunca ha sido un tema recurrente.
Contenido relacionado: Conocé a Captain Cannabis, el Primer Superhéroe Cannábico de la Historia
Claro que la historieta local no está disociada de los avatares de un país que sufrió 6 golpes de Estado a lo largo del siglo XX.
Los devenires políticos, sociales y -especialmente- culturales de una nación en permanente estado de represión no daban lugar a hablar de drogas porque la censura estaba latente.
En El Planteo nos propusimos indagar en la historia de la mano de dibujantes, humoristas gráficos e investigadores para saber en qué momentos se habló de marihuana y cómo se abordó el tema en la historieta argentina.
Patoruzú la enfrenta
En septiembre de 1972 el dictador de turno en Argentina se llamaba Alejandro Agustín Lanusse. A pocos días de la Masacre de Trelew, ocurrida el 22 de agosto, salía a la calle la edición número 220 de las Andanzas de Patoruzú titulada: “¡Marihuana!”
La historieta del tehuelche-millonario-justiciero creado por Dante Quinterno, que en la década del 50 llegó a vender 300.000 ejemplares semanales (hoy sería un best seller), tuvo su número dedicado a la guerra al narcotráfico.
En la edición “¡Marihuana!”, Patoruzú se enfrentaba a un “sotreta” que se “filtraba entre los estudiantes pa enviciarlos con mariguana”.
En un pasaje de la historieta, Isidoro Cañones (el padrino) fuma -sin saberlo- uno de estos cigarrillos y termina “remamao”.
Cuando un médico lo revisa, constata que había fumado marihuana y, al despertar, Patoruzú lo quiere acogotar.
Isidoro se defiende: “Seré timbero, moroso, mujeriego y trasnochador: pero también soy demasiado vivo para entrar por esa variante de tarados”. O sea: fumar marihuana es de tarados. En esa época, los “tarados” también podían ser hippies.
Años después, en la edición 454, saldría a la luz “La guerra de la droga” y en la número 814 “Golpe a la droga”: en la cruzada siempre vigente del cacique patagónico contra el narcotráfico.
En Dictadura ni hablar
El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, marcó el comienzo de la etapa más sangrienta de la historia argentina.
Para las y los trabajadores de la cultura y el periodismo fue el período más difícil de sus vidas. A la censura había que sumarle la desaparición de personas.
Si en los breves momentos democráticos la marihuana no aparecía en las historietas, durante la dictadura menos aún.
Elenio Pico es un dibujante, historietista, ilustrador, artista plástico y docente argentino radicado en Barcelona.
Contenido relacionado: Estos son los 5 Episodios más Drogones de South Park
“En lo personal empecé a fumar marihuana durante la dictadura. Era complicado. En la calle ni se te ocurría, podías pasarlo mal”, le cuenta a El Planteo desde Cataluña.
Pico es el autor de la tira Pinoquio: un personaje que fumaba hierba y hacía reflexiones sobre el consumo y la represión a nivel mundial.
Premiado como el mejor proyecto de edición de ilustración en el año 2007 el historietista dice que “por una lado era realmente peligroso tocar el tema y, por el otro, no había muchas editoriales publicando historietas”.
El artista, que en los ‘90 formó parte de la revista de arte e historietas -hoy de culto- El Lápiz Japonés, dice: “Siempre trabajé bajo su cuidado, el de la María. Fue un arma de liberación para mi dibujo”.
En eso llegó Alfonsín
Con la democracia se come, se educa… ¿se fuma? En 1983, con la vuelta a la vida democrática en Argentina, se vivió un momento de “destape” y rock and roll.
La marihuana se empezó a oler un poco más en ámbitos privados y en recitales de rock, pero en la historieta no tuvo un espacio destacado.
En el año 1984 se exhibía en los puestos de diarios el primer número de la revista Sex Humor. Con chistes y tiras en las que aparecían culos, tetas, pijas y el sexo era el tema central.
En 1986, en la revista editada por Andrés Cascioli, tuvo su debut Joven Argentino de Miguel Repiso (Rep). “Se trataba de la Turca y el Negro, una pareja que fumaba marihuana”, dice Rep a El Planteo.
El autor de El niño azul, Gaspar el revolú, Lukas, Los Alfonsín también tiene su personaje fumón en el diario Página/12: “El murciélago Silver fuma porro desde hace 20 años”, aclara Rep.
A la vez, Rep hace memoria y dice: “No recuerdo otros autores que hayan abordado el tema de la marihuana. De hecho, soy el único dibujante que hizo una tapa de la revista THC”.
Los ‘90: mucho dólar y poco porro
La década del 90, con la paridad 1 peso 1 dólar, fue trágica para la industria editorial argentina. El mercado de la historieta sufrió el cierre de Fierro (1992), la publicación emblema de historietas desde la vuelta de la democracia.
La contracara fue que los fanáticos del cómic pudieron acceder a material que llegaba de Estados Unidos y Europa. Y, con la apertura de las comiquerías, se revelaba un mundo nuevo.
Contenido relacionado: Estos Son Los 5 Episodios Más Drogones de Los Simpsons
La única historieta que pudo hacer pie en este avance de superhéroes extranjeros fue El Cazador. Surgido del under, fue creado y dibujado por Jorge Lucas y, luego en manos de Ediciones de la Urraca, se sumaron Mauro Cascioli (hijo de Andrés) Claudio Ramírez y Ariel Olivetti.
Violencia, músculos exagerados, puteadas por doquier y una sociedad en decadencia (casi como en la vida real), en Cazador se bebía cerveza pero su protagonista no era afecto a ningún tipo de drogas. Es más: las combatía.
En una oportunidad, El Cazador se topaba con unos pibes fumando marihuana y los castigaba por adictos. En ese sentido, estaba en la línea de Patoruzú, pero más violento.
La revista se leía en los recreos de las escuelas secundarias y circulaba de mano en mano.
Fumar tabaco y tomar cerveza no estaba mal visto, pero fomentar el consumo de sustancias en la época en que el gobierno hacía campaña antidrogas (con el doctor Miroli y los animados de Fleco y Male en la tele) era un mensaje a contramano.
“Hoy, la perspectiva es completamente diferente. Por un lado, la historieta en aquel momento hubiera caído en lugares comunes, posiblemente relacionados con el humor y el desconocimiento”, dice el dibujante Elenio Pico.
Después del estallido
Tras la crisis del 2001 fue barajar y dar de nuevo. Con la recuperación económica, las editoriales volvieron a resurgir y nacieron sellos independientes que dieron espacio a una nueva camada de dibujantes y humoristas gráficos.
La aparición más fuerte fue la de la revista Barcelona que, con el trono vacío que dejó la desaparición de la revista Humor, vino a ocupar ese espacio en la sátira política.
Con dibujantes y humoristas gráficos entre los que figuran Sergio Langer, Diego Parés, Esteban Podetti, Guillermo Falciani, Gustavo Sala, Federico Mozzi, Brian Guitiérrez, entre otros, la marihuana estaba (y aún está) en el aire de la Barcelona.
En sus artículos y en sus tiras hay un mensaje a favor de la legalización desde siempre, pero no es el metier de la publicación. Ese espacio lo ocupa la hermana THC.
Uno de los dibujantes de Barcelona, Sergio Langer, le cuenta a El Planteo que, con su personaje la Nelly, que salió durante 14 años en la contratapa de Clarín, “fuimos sorteando y tocamos un par de veces el tema”.
Al igual que muchos otros humoristas, que tienen buena onda con la marihuana, Langer dice: “El tema cannábico lo he tocado lateralmente, no es central en mi obra”.
Marihuanix: el único
Comiqueando es una revista argentina dedicada a la historieta, el dibujo animado y temas relacionados. Tuvo su versión impresa y hoy toda la información está www.comiqueando.com.ar.
Contenido relacionado: Humor & Porros: Conocé los Mejores F***ing Memes Cannábicos del Mundo
Su fundador y director es Andrés Accorsi -uno de las personas que más sabe sobre el tema- le asegura a El Planteo que “el tema de la marihuana no está tan explorado en la historieta argentina aunque sí naturalizado”.
En la búsqueda de autores y personajes, Accorsi dice que “la pieza clave de la historieta argentina sobre el cannabis se llama Marihuanix”.
Desde el nombre se entiende que es una parodia a Asterix y Obelix pero con pasión por la marihuana. Editada en 2008 por Ediciones Nah! (de la revista Nah!, claro), apareció en un contexto en el que la discusión por la despenalización del consumo era tema de agenda.
Con guiones de Rodas y Pan y dibujos de Nahuel Sagárnaga, la historieta llegó para cubrir un espacio que nadie había ocupado hasta el momento.
Rodo Rodas es fanático de Asterix, nació en Francia y fue a una escuela francesa. Su personaje no brindaba con cerveza como los galos, sino que lo hacía porque algún día el cannabis sea legal en Holanda (donde sucedía la historia).
“No nos basamos en ningún personaje marihuanero porque no conocíamos ninguno en la historieta argentina. Tal vez los hay pero no tuvimos esa inspiración”, dice Rodo a El Planteo.
Marihuanix tuvo buena aceptación entre los lectores del género. Tal es así que se agotó a lo largo de 7 meses, aunque no pudieron darle continuidad.
“Teníamos pre-guionados los dos números siguientes pero era económicamente inviable a pesar de que vendimos todos los ejemplares que hicimos”, cuenta el guionista.
Ediciones Nah! también se animó a parodiar otros personajes famosos y relacionarlos con las drogas como Los Hongujos y los libros de Elige tu propia locura.
Desde su lugar, Rodo considera que “el tema de la marihuana no ha sido tan abordado en la Argentina porque las historietas están pensadas para los chicos y adolescentes. Entonces, un padre o una madre no le compraría eso a sus hijos. De todos modos, hoy el mundo ha cambiado”.
El tiempo de ellas
En medio de la revolución feminista que atraviesa el mundo es necesario preguntarse por las autoras, humoristas y dibujantes y la relación de sus obras con el cannabis.
Es difícil hablar de humor, mujeres e historietas sin mencionar a Maitena Burundarena. La creadora de Mujeres Alteradas, en una entrevista con el diario La Nación, contó que en ella “la marihuana tiene una función medicinal. Fumo porque no tomo ninguno de los ansiolíticos que consume tanta gente”.
Consultada por El Planteo cuenta que “en Mujeres Alteradas casi no aparece, hay alguna viñeta en Superadas y algo en mi trabajo en Sex Humor recopilado en Lo Peor de Maitena”.
La autora considera que el de la marihuana “nunca fue un tema del que se hablara directamente porque estaba prohibido, más en la época de la dictadura”.
Por último, Maitena rescata la revista Cerdos y Peces “donde se podía hablar y dibujar” sobre marihuana y otras drogas.
La historietista e ilustradora Alejandra Lunik, que publica en el diario La Nación, le cuenta a El Planteo que “no dibujó ninguna viñeta con la marihuana como tema central, ni siquiera con la marihuana como tema secundario”.
La dibujanta chilena afincada en Argentina dice: “Estoy segura de que es porque mi trabajo se publica en un diario y la marihuana sigue siendo ilegal. En su lugar, como consumo recreativo, suelo dibujar whisky o vino”.
Lunik aclara: “Estoy al tanto y comparto que el alcohol es nocivo en donde el cannabis no lo es. Sin embargo, no es algo que se pueda expresar con libertad hoy día”.
En cuanto a su vida cotidiana y por fuera de su producción gráfica reconoce: “Cultivo, fumo y creo que debería legalizarse”.
Mora Sarquis, autora de Conmigo no, varones, la tira de contratapa del diario Tiempo Argentino dice que tampoco ha hecho tiras con el tema del cannabis aunque es “consumidora social de marihuana”.
Contenido relacionado: ‘¿Quieren Porro?’: Flasheá con las Adidas Edición Especial de South Park para el 420
“Me interesaría hacerlo pero aún no lo he hecho. Creo que como el tema del aborto se puso en la agenda pública hoy es hora de hablar y discutir sobre la marihuana para terminar con la hipocresía”, dice Mora a El Planteo.
Tal vez los historietistas, dibujantes, guionistas y humoristas gráficos se hayan sentido presionados por los momentos históricos que vivió la Argentina para abordar el tema de la legalización y el consumo de marihuana.
Con una nueva generación de artistas y lectoras/es del género, con avances en las legislaciones a nivel mundial, hoy el cómic puede tratar el tema de un modo natural, sin tapujos ni temor a la censura. Al menos en esta parte del mundo.